miércoles, 10 de abril de 2013

La Pedrera.

En la Pedrera, Gaudí añade planteamientos técnicos inauditos. El edificio es soportado por pilotes, no correspondiéndose los soportes de un piso con los de otro, creándose la planta libre. Estos serán postulados básicos en el racionalismo de Le Corbusier. Paralelamente al primer modernismo, se hallan las primeras actitudes “gaudinistas”, arquitectos que se forman junto al artista y que se convertirán en portavoces de su arquitectura. La riqueza de los materiales de construcción va acorde con las nuevas técnicas como se ve en la industria del hierro, muy importante en esta época, además de generalizarse el uso de la cerámica y el vidrio policromos, sin olvidar la piedra y también el uso del ladrillo sobretodo en la creación de las fachadas.
Fuera de Cataluña el Modernismo tendrá importancia en lugares como Madrid. País Vasco o Canarias. Madrid como sede de la escuela de arquitectura con más tradición, será el polo de atracción de todos los estudiantes de la Península.
El Modernismo posee dos sedes, una es Bilbao y la otra en San Sebastián. Bilbao, pionera en España en la utilización del cemento armado y el hierro fundido, se debate por los distintos historicismos para acabar haciendo suya una reinterpreteción de estilo montañés y el monumentalismo, mientras que el modernismo queda como un estilo frívolo y exótico. San Sebastián, con espíritu más cosmopolita incorpora un modernismo del más puro sentido internacional.
A finales del XIX las Islas se hallan enfrentadas por la capitalidad, hecho que marcará también diferencias en el ámbito arquitectónico, diferenciándose dos tipologías de viviendas: la unifamiliar, villa u hotel con un máximo de dos pisos e Santa Cruz y las plurifamiliares de tres u cuatro plantas en Las Palmas. Gracias a los contactos comerciales que Canarias mantiene con Inglaterra, se implanta el refinamiento inglés y determinando el desarrollo de elementos florales. el Eclécticismo dominará la arquitectura desde aproximadamente 1860 hasta la Guerra Civil. Este estilo irá asumiendo todas las novedades arquitectónicas muchas veces bajo esquemas tradicionales. Así tenemos que el Modernismo hará especial hincapié en la decoración, raras veces lo hará sobre todo el conjunto del edificio.
El Modernismo, debido a su heterogeneidad, no puede ser considerado como un lenguaje unitario. Ni siquiera es una actitud unitaria, pues si bien es un arte que carga contra el mundo industrializado y burgués, también por otra parte, es un arte que refleja los valores burgueses. Por esta última razón tendrá su epicentro, en cuanto a España, en la zona catalana, región donde se había desarrollado una pudiente burguesía. Esto enlaza, además, con el deseo catalán de hacer un arte diferente, que recogiera su particularidad nacional frente al resto del estado. Las realizaciones modernistas por su parte, van a tener cierto sentido unitario. Prima la arquitectura, en general muy decorativa, y el resto de las artes se ponen en relación con el hecho arquitectónico. Pero esta relación no supone una mera subordinación sino un colaboración. De ahí el desarrollo de las artes decorativas e industriales. Por último, el Modernismo es el primer fenómeno artístico puramente contemporáneo, influido por los nuevos condicionantes históricos. El Modernismo también recibirá la influencia de la gran tradición artística española. Así, Velázquez, Goya o el Greco serán los referentes en pintura, y la tradición medieval, tanto cristiana como musulmana, en arquitectura.

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